Reto demográfico

La primera 'generación sin hijos' se prepara para el "fantasma de la vejez": el 20% de adultos de 55 a 64 años no han sido padres

La tasa de personas sin hijos es el doble entre menores de 65 años que entre mayores de 75 y en los próximos años irá a más

Viviendas colaborativas, ahorro y redes de apoyo son las opciones barajadas ante la falta de políticas que aborden el reto demográfico

"Vivimos una crisis de heterosexualidad": los 'millennials' rompen con la vida en pareja

Una pareja este año en la Ciutatdella, en Barcelona.

Una pareja este año en la Ciutatdella, en Barcelona. / ELISENDA PONS / EPC

Patricia Martín

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Madrid
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Laura y Javi son pareja, viven en Barcelona y están en la cincuentena. No han tenido hijos porque “la vida profesional y las aficiones personales" les han anulado cualquier instinto de ser padres, pero afirman que "en los últimos tiempos el miedo al fantasma de la vejez sin hijos es recurrente”. El temor se ha acrecentado desde que han visto que los padres de ella, de 80 y 83 años, han “envejecido de repente”, se han multiplicado las visitas al médico y las horas de hospital y necesitan “a alguien para todo”. “¿Qué harían sin sus dos hijos?”, se preguntan.

“Parece que siempre vas a ser autónomo, pero el envejecimiento se nota año tras año y verlo en tus mayores provoca inquietud porque tener hijos no significa que nadie te va a cuidar, pero sí que podrás tener un apoyo, al menos alguien a quien llamar”, reflexiona Laura.

Como ellos, las personas sin hijos se han multiplicado en los últimos años y, dado que los cuidados a los dependientes siguen cayendo sobre todo en las familias, el desafío –individual y colectivo– de afrontar la vejez sin descendientes va a ir en aumento en las próximas décadas.

El reto social está ahí, dado que un grueso de cuidados a los dependientes siguen cayendo sobre todo en las familias

Crece hasta el 70% el número de hogares en España sin niños y jóvenes, 8 puntos más que en 2012

Según una encuesta del CIS publicada en septiembre, nueve de cada diez españoles mayores de 75 años tiene descendencia, pero en las generaciones inmediatamente posteriores la tasa de los 'sin hijos' se dobla (19% ya entre los adultos de 55 a 64 años y 21,3% entre los de 45 a 54). Entre la población de 35 a 44 años, el índice ya escala hasta un 36%). Así que, con toda probabilidad, esta la tendencia se acrecentará en los próximos años dada la caída de la natalidad.

Crisis de la familia tradicional

En la actualidad, en el 72% de los hogares españoles no viven niños o jóvenes, un 8% más que 2012. De ellos, en una cuarta parte vive solo una persona, la opción que más ha aumentado en los últimos años (del 23,6% al 26,6% entre 2012 y 2021). A continuación se sitúan los hogares donde solo hay adultos, como por ejemplo aquellos donde amigos o desconocidos comparten piso. Y, en tercer lugar (el 21%) se sitúan los hogares con una pareja sola, que superan en número a las familias convencionales conformadas por dos adultos y sus descendientes (que suponen el 17%).

Los hogares que más han aumentado son aquellos que no encajan con la idea que históricamente evoca el concepto de familia

Los datos proceden de un estudio del centro de análisis Funcas que subraya que “los hogares que más han aumentado en toda Europa son aquellos que no encajan con la idea que históricamente evoca el concepto de familia”. Los motivos de este cambio social son variados. Por un lado, ha crecido el número de personas que no quiere tener hijos, porque “hoy día hay más libertad, menos presión acerca de la necesidad de formar una familia y otras expectativas vitales”, según resume María Miyar, directora de estudios sociales de Funcas.

Al 58% de los españoles sin descendencia les gustaría tener sucesión, frente a un 36,7% que optan por no tener hijos voluntariamente

Sin embargo, a la mayoría de personas sin hijos les gustaría tenerlos pero no pueden. En concreto, según la citada encuesta del CIS, a un 58% de los españoles sin descendencia desearían tener sucesión, frente a un 36,7% que han tomado la decisión voluntariamente. De nuevo, la casuística que retrasa o impide la maternidad es variada pero está muy relacionada con la precariedad laboral, la vivienda y la conciliación, pero también con que la diversidad de mentalidades que dificultan, en la actualidad, encontrar una pareja estable. Sea como sea, solo uno de cada tres jóvenes de entre 30 y 35 años vive en pareja, cuando en los años 70 ese porcentaje alcanzaba el 80%.

Mayor vulnerabilidad

El declive de las familias tradicionales y el invierno demográfico provoca un aluvión de retos, entre ellos uno muy invisibilizado: cómo desenvolverse al final de la vida sin el apoyo de los hijos (o nietos), dado que el sistema de cuidados público es, a todas luces, insuficiente. Como decía Laura, al inicio de este artículo, tener hijos o pareja no te garantiza que te vayan a cuidar, pueden surgir mil motivos que lo impidan, pero, sin el apoyo de las generaciones más jóvenes, la dependencia puede ser más complicada.

Los expertos en envejecimiento instan a los gobiernos a diseñar "servicios adaptados" y "medidas preventivas" dado que los ancianos sin hijos presentan mayor vulnerabilidad

La evidencia disponible indica de hecho que este colectivo “presenta mayor vulnerabilidad en la vejez avanzada o en una situación de fragilidad”, según el estudio ‘Prestación de cuidados y envejecimiento de las personas sin hijos', de Gerardo Zamora, quien aconseja que los Gobiernos lo tengan en cuenta y “diseñen servicios adaptados” y “medidas preventivas”.

En algunos países, como Alemania, el abordaje político se ha resuelto haciendo que los individuos sin descendencia paguen más primas para sostener el sistema de dependencia. En España, este debate no se ha abierto, pero sí la necesidad de reforzar el sistema público dado el envejecimiento poblacional de personas con o sin hijos. “El problema es que cada vez hay menos activos. Hay que estudiar de dónde sacar los recursos y ser más eficiente, pero el Gobierno mira el corto plazo, presta poca atención a los retos a largo plazo”, lamenta Miyar.

“Hay que reflexionar sobre cómo vivir, como cuidar, cómo ser cuidado y cómo legar los bienes”

Anna Freixas

— Escritora feminista

También incide en que hay que potenciar el sistema público Anna Freixas, escritora y experta en envejecimiento en mujeres, a la vez que reclama “flexibilizar” las herencias para incrementar la posibilidad de legar a las personas o entidades que ayuden en los cuidados, aunque no formen parte de la familia, dado el declive del modelo tradicional. “Hay que reflexionar sobre cómo vivir, como cuidar, cómo ser cuidado y cómo legar los bienes”, subraya.

Redes de apoyo

En el plano individual, Adriana Castro, psicóloga y fundadora de una comunidad 'online' dirigida a mujeres sin hijos, propone varias actuaciones. En primer lugar, “invertir y crear redes de apoyo” que, a ser posible, cuenten con personas de generaciones más jóvenes. Para ello, una posibilidad es la “crianza colectiva”, en referencia las personas que echan una mano en el cuidado de los niños aunque no sean de la familia. “Nos podemos convertir en esa ‘tía’ que ayuda en la crianza a sus amigos y que esta circunstancia sea un factor protector cuando seamos viejos”, apunta.

Hay que planificar los recursos porque sin apoyo familiar y público toca costear individualmente todos los servicios de cuidados

También aconseja mantenerse al día en tecnología. “Sin hijos y nietos, el riesgo es quedar obsoletos, hay que mantenerse actualizado”. Y otra actuación fundamental pasa por “la planificación financiera, dado que, sin apoyo familiar y público, es posible que haya que costear individualmente todos los servicios de cuidados. La situación puede complicarse, además, si se llega a la jubilación sin una vivienda en propiedad y hay que seguir pagando el alquiler, como puede suceder a muchas personas en el futuro.

Ahorro y vivienda colaborativa

En este ámbito, una de las opciones que se abre paso son las viviendas colaborativas, aquellas donde un grupo de personas vive bajo el mismo techo para compartir gastos y servicios. Laura y Javi, de hecho, tienen varios amigos sin hijos y hace tiempo que trabajan en esta idea.

“Nos gustaría comprar una vivienda grande y tener un chófer, un asistente y un cocinero para todos porque el geriátrico es el terror paralizante. Vendiendo todos nuestros pisos podemos tener varias opciones y compartir servicios siempre va a ser más barato que ir a un geriátrico. Tenemos un amigo sin pareja, sin familia en Barcelona, que sufre vértigo a la vejez y está metido con mucha ilusión en este proyecto. Está claro que el dinero va a ser algo fundamental, las personas sin hijos somos grandes gastadores, pero empezamos a ver que hay que ahorrar dinero para la vejez”, reflexionan.

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